La resistencia a la corrosión es la característica definitoria de esta categoría de rastrillo para lodos, lo que la hace indispensable en aplicaciones que involucran medios agresivos. Construidos con materiales cuidadosamente seleccionados, como aceros inoxidables (por ejemplo, 316, 2205), aleaciones especiales o compuestos no metálicos, estos rastrillos están diseñados para soportar exposición constante a condiciones ácidas, alcalinas o salinas que degradarían rápidamente el acero al carbono común. La selección del material se basa en un análisis detallado de la química del agua residual, la temperatura y la concentración de agentes corrosivos. En industrias como el procesamiento petroquímico, la fabricación farmacéutica o el tratamiento de lixiviados de vertederos, donde los lodos pueden contener una mezcla de compuestos agresivos, los rastrillos resistentes a la corrosión son esenciales para mantener la integridad operativa y evitar reemplazos frecuentes y costosos. Cada componente, desde la estructura principal y las cuchillas hasta los sujetadores y rodamientos, se selecciona por su compatibilidad con el entorno de servicio. Este enfoque integral evita puntos de falla prematura y garantiza un rendimiento constante y confiable. Por ejemplo, en un sistema de desulfuración de gases de combustión (FGD) donde el lodo del depurador es altamente ácido y abrasivo, un rastrillo fabricado con una aleación de alta calidad ofrece años de servicio sin degradación significativa. Esta fiabilidad protege todo el proceso de sedimentación frente a paradas no planificadas y mantiene la eficiencia en la eliminación de sólidos. Invertir en un sistema resistente a la corrosión correctamente especificado es una decisión estratégica para la protección a largo plazo de los activos y la gestión de costos operativos. Para especificar el material adecuado para su aplicación corrosiva, recomendamos contactar con nuestro departamento de ingeniería para revisar las condiciones de su proceso.