Una planta de tratamiento de aguas residuales es un componente esencial de la infraestructura municipal que protege la salud pública y el medio ambiente al tratar las aguas residuales procedentes de hogares y empresas. Mediante una combinación de procesos físicos, biológicos y químicos, elimina contaminantes para producir un efluente tratado y un subproducto semisólido (lodo). El flujo del proceso incluye normalmente tamizado, eliminación de arena, sedimentación primaria, oxidación biológica, sedimentación secundaria y desinfección. El tanque de sedimentación primaria es una unidad fundamental en la que la gravedad separa los sólidos orgánicos e inorgánicos sedimentables. El sistema mecánico encargado de recolectar estos sólidos depositados es el rastrillo de lodos. El rendimiento y la fiabilidad de este rastrillo afectan directamente a la eficiencia de toda la planta. Huake se ha consolidado como especialista en este campo concreto mediante la fabricación de rastrillos de lodos no metálicos de alto rendimiento. A diferencia de los rastrillos convencionales de acero, que sufren corrosión y requieren mantenimiento frecuente, los rastrillos compuestos de Huake están diseñados para resistir el entorno altamente agresivo dentro de un clarificador primario. Esto se traduce en una extensión considerable de su vida útil y en una reducción casi total de las paradas por mantenimiento. Para cualquier planta de tratamiento de aguas residuales, desde una unidad compacta hasta una instalación metropolitana de gran tamaño, la integración de la tecnología Huake significa garantizar un proceso de sedimentación más fiable y rentable. Esta estabilidad fundamental permite que las etapas de tratamiento biológico funcionen con máxima eficiencia, asegurando una producción constante de un efluente de alta calidad y reduciendo la carga operativa general para el personal de la planta.