Un sistema de rastrillo con cadena no metálica representa una evolución significativa en la ingeniería de la tecnología de sedimentación, sustituyendo las cadenas tradicionales de acero por otras construidas con plásticos de alto rendimiento o materiales compuestos. Esta innovación aborda directamente los principales modos de fallo de los sistemas convencionales: la corrosión, el exceso de peso y la necesidad de lubricación constante. La cadena no metálica es completamente inmune a la corrosión electroquímica y química, lo que la hace ideal para entornos de aguas residuales ricos en sulfuro de hidrógeno, cloruros o compuestos ácidos. Su lubricidad inherente le permite funcionar suavemente sobre piñones no metálicos sin necesidad de lubricación externa, eliminando una fuente importante de mantenimiento y evitando la contaminación del lodo por lubricantes. Además, el peso significativamente reducido de la cadena disminuye la potencia necesaria para su funcionamiento, contribuyendo así a un menor consumo energético. En una planta municipal de tratamiento de aguas residuales, reemplazar una cadena de acero por una alternativa no metálica puede transformar un activo de alto mantenimiento en un sistema prácticamente libre de intervenciones durante años. El diseño modular de muchas cadenas no metálicas también permite la sustitución sencilla de eslabones individuales si se dañan, minimizando el tiempo de inactividad. Esta tecnología resulta especialmente ventajosa en aplicaciones de modernización, ya que su bajo peso ejerce menos tensión sobre las estructuras y transmisiones existentes. Constituye la opción superior para ingenieros que buscan maximizar la fiabilidad operativa y minimizar el costo total de propiedad de sus sistemas de colectores de cadena y paletas.