El rastrillo de lodos es el componente operativo fundamental dentro de un sistema de sedimentación, encargado del movimiento físico de los sólidos acumulados a través del fondo del tanque hacia un embudo de recolección. Su diseño y construcción son factores críticos que determinan la eficiencia, confiabilidad y perfil de mantenimiento de todo el sistema. Los rastrillos eficaces están diseñados para maximizar la eficiencia de recolección, minimizando al mismo tiempo la perturbación hidráulica que puede provocar la re-suspensión de sólidos y una calidad deficiente del efluente. Los parámetros clave del diseño incluyen la geometría de la cuchilla, el área superficial, el ángulo de inclinación y el coeficiente de fricción del material respecto al fondo del tanque. En un clarificador primario de aguas residuales municipales, por ejemplo, el rastrillo debe recolectar eficazmente lodos primarios pesados, a menudo arenosos, sin detenerse ni causar desgaste excesivo. Los avances modernos han impulsado el uso de materiales no metálicos en la fabricación de rastrillos. Estos materiales, como composites especializados y polímeros, ofrecen inmunidad inherente a la corrosión, resistencia superior a la abrasión y menor peso, lo que reduce la demanda energética sobre el mecanismo de accionamiento. Un rastrillo de lodos bien diseñado opera continuamente con mínima atención, reduciendo significativamente el costo de ciclo de vida de la unidad de sedimentación. Es una pieza aparentemente simple, pero ingeniería de precisión, esencial para el funcionamiento automático y eficiente de cualquier clarificador, garantizando un rendimiento de proceso constante y el cumplimiento de los objetivos de tratamiento.