La industria de energías nuevas, que abarca la fabricación de baterías, la producción de celdas solares y el procesamiento de biocombustibles, genera corrientes únicas de aguas residuales que contienen metales pesados, disolventes y otros contaminantes complejos. Los sistemas de rastrillos utilizados en este sector deben estar diseñados para manejar estos desafíos específicos, requiriendo a menudo una resistencia excepcional a la corrosión por ácidos, álcalis y compuestos orgánicos empleados en los procesos de producción. Un sistema de rastrillo no metálico es particularmente adecuado para este entorno, ya que elimina la corrosión galvánica, reduce la frecuencia de mantenimiento y previene la contaminación por iones metálicos que podría ser perjudicial para los sistemas posteriores de recuperación o reciclaje de agua. En un escenario típico, dicho sistema opera en los tanques de sedimentación de una planta de baterías de iones de litio, donde se encarga de eliminar hidróxidos metálicos precipitados y otros sólidos tras un proceso de neutralización y coagulación. La eficiencia y fiabilidad del rastrillo impactan directamente en la capacidad de la planta para cumplir con normas estrictas de descarga y recuperar materiales valiosos del flujo residual. Además, el bajo consumo de energía y los mínimos requisitos de mantenimiento de un sistema moderno de rastrillo se alinean perfectamente con la filosofía de sostenibilidad del sector de energías nuevas, optimizando los costos operativos mientras apoyan los objetivos de fabricación verde. Para empresas que buscan mejorar su desempeño ambiental y garantizar la longevidad de sus activos de tratamiento de aguas, un sistema de rastrillo diseñado específicamente para las exigencias de la industria de energías nuevas constituye una inversión indispensable.